El multilateralismo es una vía para la toma de decisiones en el que tanto las etapas de consenso y de negociación entre las partes involucradas tienen roles esenciales. Entonces, cuando hablamos de multilateralismo en política exterior nos referimos a los procesos que se dan cuando los Estados articulan sus políticas para actuar en conjunto, como pares[i]. Esto es un logro que contribuye, y debe contribuir más eficazmente, a fortalecer la democracia, garantizar el ejercicio de derechos y cooperar entre los estados para la construcción del bien común.
*Rocío Valdeavellano
Hoy, es ineludible defender el multilateralismo y —como dice el Papa Francisco en su reciente exhortación: Laudate Deum (LD)— hay que reconfigurarlo. No solamente por sus insuficiencias, sino porque también existen tendencias que buscan destruirlo bajo un manipulado argumento de proteger una supuesta “soberanía” nacional que esconde intereses particulares (en el Perú, dos ejemplos elocuentes de ello son lo ocurrido frente a la ratificación del Acuerdo de Escazú que fuera archivada por el Congreso; y la propuesta de retirarnos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos).
Pero, también hay posturas crecientes, llevadas por la decepción, en sectores juveniles comprometidos con la causa de la justicia ecosocial y de la paz, que ya no confían en el multilateralismo al constatar la lentitud e insuficiencia en el cumplimiento de los compromisos asumidos por parte de los estados. Es necesario impulsar alternativas concretas para revertir esa actitud, pues ella lleva a la inacción abonando a favor de las tendencias retrógradas que buscan derribarlo.
¿Qué propone el Papa Francisco para reconfigurar el multilateralismo en el LD?
1) Reconfigurarlo, recrearlo a partir de las iniciativas de las organizaciones de la sociedad civil y sus “dinámicas eficientes”, lo que implica el principio de subsidiariedad en la relación local-global (LD, 37). Además, el Papa Francisco nos invita también a recrear el multilateralismo tomando en cuenta la actual situación que vive la humanidad.
2) A mediano plazo, desde los intercambios culturales, sinergias y caminos de integración y articulación de las poblaciones, ir generando un multilateralismo “desde abajo” y no simplemente decidido por las élites del poder (LD, 38), sino más bien, con capacidad de ejercer presión ciudadana frente a los factores de poder (reiterando lo planteado en Laudato SI, 179). Precisa la conexión de este punto con lo señalado en su encíclica Fratelli Tutti sobre “el primado de la persona humana y su dignidad más allá de toda circunstancia”, ligando así con firmeza al multilateralismo con ese desafío, lo que requiere generar un “modelo de diplomacia multilateral” que responda a ello.
3) En un mundo que se vuelve “tan multipolar y a la vez tan complejo” hace falta “un marco diferente de cooperación efectiva” (LD, 42). Implícitamente, el Papa está afirmando un camino no centrado en las actuales disputas por las hegemonías “geopolíticas” (aunque aclara que no se trata de reemplazar a la política). Enfatiza la necesidad de contar con “mecanismos globales” eficientes y eficaces ante los diferentes retos actuales.
4) Lograr lo anterior supone “generar un nuevo procedimiento de toma de decisiones y de legitimación de esas decisiones”, es decir, una mayor “democratización” en el ámbito global (incluyendo espacios de conversación, consulta, arbitraje y resolución de conflictos y de supervisión).
No debemos descuidar tampoco lo que el Papa Francisco resalta sobre la alerta global y el cambio climático en Su exhortación: “A todas las personas de buena voluntad sobre la crisis climática”. Ya en las líneas iniciales de su Encíclica Laudato SI (2015) “Sobre el Cuidado de Nuestra Casa Común”, había expresado: (…) “frente al deterioro ambiental global, quiero dirigirme a cada persona que habita este planeta”. (LSi,3). Esto le otorga a Su liderazgo ético y espiritual un alcance universal.
El llamado a reconfigurar el multilateralismo se da ocho años después de la Encíclica en la que el Papa Francisco insistiera en la urgencia de escuchar a la vez “el Grito de la Tierra y el Grito de los Pobres”, y en la que llama la atención que las reacciones ante su advertencia no han sido suficientes: “… el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre”. Refuerza así la voz del secretario general de la ONU Antonio Guterres al respecto, que muchos sentimos no ha sido cabalmente escuchada ni respaldada.
Aunque en estas líneas no hemos tratado de manera específica sobre la grave crisis climática global, acerca de la que el Papa Francisco insiste asumiendo con indispensable seriedad lo que nos dicen los científicos expertos del IPCC, y tampoco nos detendremos a analizar la dramática situación de las poblaciones de Palestina e Israel y la urgencia de movilizarnos para detener ésta y las diversas guerras absurdas en curso. Sí nos hemos centrado en el abordaje, muy pertinente y profundo, que hace el Papa sobre el multilateralismo y la necesidad de reconfigurarlo.
Invitamos a leer, difundir y sumar esfuerzos para encarar esta dimensión de la Exhortación Papal, que forma parte de una aproximación integral a la realidad actual, en la que las motivaciones espirituales están arraigadas a un “caminar en comunión y compromiso” hacia un nuevo humanismo de fraternidad universal.
* Rocío Valdeavellano, investigadora y activista en temas de conservación del medio ambiente, ha sido vocera del GrupoPerúCOP20; también coordinadora del Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático (MOCICC).
[i] 1. Colotta, M.; Degiorgis, P.; Lascano y Vedia, J.; Rodríguez, Á. (compiladores) (2021) Manual de relaciones internacionales, Buenos Aires. URL: https://www.teseopress.com/manualderelacionesinternacionales