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Justicia Fiscal

Recuperación post-pandémica o retroceso para el desarrollo sostenible

Financiar la deuda, al alto costo que esto representa, ha frenado la recuperación de la pandemia causada por la COVID-19, forzando recortes en el gasto destinado al desarrollo y ha limitado la capacidad de responder a futuros eventos adversos en muchos países en desarrollo, esto según el nuevo reporte de Naciones Unidas: Informe para el Desarrollo Sostenible 2022: Cerrando la Gran División en el Financiamiento.

El documento señala que mientras que los países ricos fueron capaces de apoyar la recuperación de la pandemia con cantidades récord de recursos conseguidos a tasas de interés muy bajas, los países más pobres gastaron miles de millones en el servicio de la deuda, lo que impidió que hicieran inversiones para el desarrollo sostenible.

La pandemia llevó a 77 millones de personas adicionales a la pobreza extrema en 2021, y a finales del año, muchas economías permanecían en niveles inferiores a los del 2019. El informe estima que el PIB per cápita de 1 de cada 5 países en desarrollo no alcanzará los niveles observados en el 2019 hacia finales del 2023, aun sin tomar en cuenta los impactos de la guerra en Ucrania.

“A medida que nos acercamos al punto medio de financiar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los resultados son alarmantes”, dijo la Vicesecretaria General de la ONU, Amina Mohammed. “No hay excusa para no actuar en este momento decisivo de responsabilidad colectiva, para asegurar que cientos de millones de personas salgan del hambre y la pobreza. Debemos invertir en el acceso a trabajos decentes y verdes, protección social, salud y educación sin dejar a nadie atrás”.

Cerrando la Gran División en el Financiamiento menciona que, en promedio, los países en desarrollo más pobres pagan 14 por ciento de sus ingresos en intereses asociados a su deuda, casi 4 veces más que los países desarrollados, los cuales pagan 3.5 por ciento. A nivel global, muchos países en desarrollo se vieron forzados de hacer recortes en presupuestos destinados a la educación, infraestructura y otros gastos en capital como resultado de la pandemia. La guerra en Ucrania empeorará estos desafíos y traerá consigo otros adicionales, con costos mayores de energía y de materias primas, obstáculos a la cadena de suministro, presiones inflacionarias más altas acompañadas de crecimiento económico más bajo y una mayor volatilidad en los mercados financieros.

“El mundo desarrollado probó en los últimos dos años que se puede sacar de la pobreza a millones de personas con el tipo correcto de inversiones –en infraestructura limpia y resiliente, protección social o servicios públicos”, dijo Liu Zhenmin, jefe del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, el cual elaboró el informe. “La comunidad internacional debe construir sobre ese progreso y conseguir que los países en desarrollo puedan invertir a un nivel similar, continuando los esfuerzos de reducción de la desigualdad y asegurando una transición energética sostenible ”.

El informe indica que hubo progreso en materia de reducción de la pobreza, protección social e inversión en desarrollo sostenible en 2021, impulsado por acciones en países desarrollados y algunos países en desarrollo con economías grandes, incluyendo $17 billones en gastos de emergencia contra la COVID-19. El desempeño positivo incluye:

  • Mayor presupuesto para investigación y desarrollo, energía verde y tecnología digital, por ejemplo, en el plan de recuperación Next Generation EU de la Unión Europea y el Infrastructure Investment and Jobs Act de los Estados Unidos de América.
  • Recuperación de la inversión privada en 2021 – con China y EE.UU. sumando más del 50 por ciento de la mejora.
  • Duplicación de la inversión sostenible a más de $1 billón, con un crecimiento de fondos de temática sostenible de un 62 por ciento, respecto a 2020.
  • Fondos de capital privado e inversiones en venture capital en países en desarrollo alcanzaron un valor récord de $230 mil millones (comparado a $150 mil millones en 2020).

El informe también muestra cifras récord de crecimiento de la Asistencia Oficial para el Desarrollo (ODA, por sus siglas en inglés), la cual alcanzó en el 2020 el nivel más alto que se haya observado, cuando ascendió a $161.2 miles de millones. No obstante, 13 países recortaron la ODA, y su magnitud continúa siendo insuficiente para las vastas necesidades de los países en desarrollo. La ONU teme que las secuelas de la guerra en Ucrania, por generar un mayor gasto en refugiados en Europa, puedan significar recortes a las ayudas destinadas a los países más pobres. De frente a la crisis global, se requieren acciones en el corto plazo y apoyo adicional por parte de la comunidad internacional para prevenir crisis de deuda y para manejar el alto costo de endeudamiento.

Sin embargo, la gran mayoría de países en desarrollo necesitarán apoyo activo y urgente para retormar el camino hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El informe estima que en los países más pobres se requerirá un incremento de 20 por ciento en el gasto para sectores clave.

Cerrando la Gran División en el Financiamiento recomienda acciones en tres áreas:

  1. Las brechas de financiamiento y los riesgos de sobreendeudamiento tienen que ser urgentemente abordados. Por ejemplo, acelerar los alivios a la deuda y la expansión a los países de ingreso medio altamente endeudados, acuerdos sobre swaps de deuda y la reasignación de $100 mil millones de derechos especiales de giro no utilizados a países que los necesitan. Los países pueden afianzar el financiamiento estable, asequible y de largo plazo a través del fortalecimiento del sistema de bancos públicos de desarrollo dotándolo de mayores capacidades y apoyando a instituciones nacionales.
  2. Todos los flujos de financiamiento deben estar alineados con el financiamiento sostenible. Por ejemplo, el sistema de tributación internacional debe reflejar el dinamismo de la economía global y permitir una gobernanza justa de impuestos, al igual que acciones de política en comercio e inversiones que puedan abordar la desigualdad en vacunas y mejorar el acceso a productos médicos, mientras que estándares consistentes a nivel global de sostenibilidad corporativa son necesarios tanto para compañías privadas, como para las transadas en el mercado público. Los altos precios actuales de los combustibles fósiles dan una nueva oportunidad a los países para acelerar las inversiones encaminadas a una transición energética sostenible.
  3. El incremento de la transparencia y un sistema más completo de información mejorará la capacidad de los países para gestionar riesgos y manejar adecuadamente recursos. Por ejemplo, combatir flujos financieros ilícitos con un mejor intercambio y uso de la información tributaria, incrementando la transparencia de los datos de deuda y desarrollando calificaciones de largo plazo de riesgo soberano.

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