La ideología sobre el control cuantitativo del dinero como mecanismo para evitar la indeseable inflación se ha impuesto como una de las principales medidas de política económica a nivel global. Para su materialización, se ha promovido la independencia de los bancos centrales y un impedimento tácito de que el dinero de las reservas o la emisión puedan ser usadas directamente para otorgar financiamiento a los gobiernos nacionales por medio de la emisión de bonos.
La pandemia, ante espacios fiscales reducidos en nuestros países, acentuó la necesidad de buscar e inyectar más recursos públicos, para poder responder a las ya crecientes necesidades y demandas sociales.
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El problema radica en que las restricciones creadas por medio de la política monetaria, usadas para controlar la inflación, como se dijo, ahora impiden una mayor actuación de los bancos centrales en proveer de la liquidez necesaria a los gobiernos para ser canalizada en gasto e inversión pública. La inflación no es un riesgo hoy en día, pero los bancos centrales siguen comportándose como si lo fuera.
A pesar del incremento de las reservas en América Latina, la mayoría de países de la región enfrentan problemas de incremento de la pobreza, desigualdad, necesidades sanitarias. En América Latina tan solo ha sido vacunada el 3 % de la población y en el Caribe alrededor del 1 %, según datos de la Organización Panamericana de la Salud. Las disparidades económicas en la región crecerán aún más y tomará años controlar el virus. Mientras los balances de los bancos centrales florecen, los contagios, unidades de cuidados intensivos y muertes siguen creciendo. Estos recursos fueron acumulados para tiempos de crisis, y no ha habido una más profunda en los últimos 100 años que la que se vive actualmente.
Los invitamos a leer y compartir, como siempre, libremente el documento: ¿Las reservas internacionales pueden resolver la crisis de América Latina?.
