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Nueva Arquitectura Financiera

¿Las reservas internacionales podrían salvar a América Latina de la crisis?

El contexto actual ha demostrado que América Latina es la región que más pobreza ha generado, aspecto que venía inclusive desde mucho antes de la pandemia generada por la COVID 19, por ello, se van buscando alternativas de financiamiento, una de estas fuentes de recursos son los DEG que son de Activos de Reserva que el FMI dispondría para sus países miembro desde el mes de agosto de 2021 que en teoría, deberían servir para paliar la angustiante situación por la que muchos países, en especial latinoamericanos, vienen atravesando.

Sobre este y otros aspectos conversó Verónica Insausti en una entrevista del programa NuestrAmerica.TV con Mario Valencia, economista especialista en deuda de Latindadd, en la que se abordaron diferentes temas vinculados a la emisión de Derechos Especiales de Giro (DEG) y la vinculación de éstos con una alternativa de financiamiento sin deuda a países que lo necesitan.

Desde la sociedad civil se ha estado impulsando una campaña para una adecuada distribución y uso de estos recursos, al respecto Valencia afirmó que “si bien se había solicitado un monto cercano a 3 billones de dólares, para atender la crisis económica y sanitaria en los países se terminaron aprobando solamente 650 mil millones de dólares, porque un monto mayor hubiera requerido una aprobación en el congreso de los Estados Unidos”.

¿Cuánto le toca a América Latina?

Valencia sostuvo que “del monto establecido por DEG provenientes del departamento de Derechos Especiales de Giro del FMI, a América Latina le toca solamente 51 mil millones para ser repartidos entre los países. Recursos que no son suficientes para poder salir de la crisis, pero que terminan siendo importante y necesarios en medio de esta situación”.

La repartición de estos recursos no es igual para todos porque, según Valencia, “hay un principio de desigualdad porque los países más ricos son los que más aportan al FMI en términos de cuotas de participación, más de la mitad de los recursos se va solo en los países más ricos de la región que no son siempre los que más necesitan, en desmedro países de ingresos medios y bajos, quienes no pueden inyectar recursos económicos a sus economías y son los que más están sufriendo efectos de la pandemia y que no podrían recibir más recursos”.

Reasignación de DEG una alternativa de propuesta

Desde Latindadd y otras organizaciones se ha venido proponiendo que se haga una reasignación de los DEG, al respecto Valencia sostuvo: “Países como EEUU probablemente no necesitan usar esos recursos, entonces EEUU puede donar estos recursos a países de ingresos medios o bajos, y que esto se replique por otros gobiernos, lo que significaría un trabajo muy fuerte de incidencia en temas de reasignación que quizás nos sea equitativa pero los movimientos de la sociedad civil y movimientos políticos, organizaciones como Latindadd promueven o incentivan este tipo de actitudes y actividades se realicen a través de una presión de la sociedad civil hacia los gobiernos de cada uno de los países de la región.

¿Qué hacen los países con esos recursos?

Valencia hace especial hincapié en que “de inicio es preciso anotar que no es una dádiva del FMI el asignar este tipo de recursos, se trata de un mandato que tienen para hacer esta emisión, no se trata de deuda, no es una moneda como tal, sino que se trata de un activo que llega directamente a los activos de reserva que tienen los países”.

En ese sentido surge la discusión acerca de que “si en medio de la situación que estamos viviendo actualmente se necesitan aumentar esas reservas de los países para ahorro o lo que necesitamos es que los países tengamos la posibilidad de gastar esos recursos frescos en vacunas, renta básica, generar empleos o dar esos recursos a la población para resolver la crisis económica y social en la región… incluirlos en los presupuestos de los países y gastarlos eficientemente”.

El problema radica en que si se tienen buena capacidad de reservas guardadas, se trata de una especie de apalancamiento para que los países puedan endeudarse mucho más, por esa “sensación” de estabilidad que apalanca recursos destinados a deuda que a nivel macroeconómico puede estar muy bien, pero no resuelve los problemas de orden social que se generan.

Valencia sostiene que: “de cualquier forma, este tema se resuelve de acuerdo a las necesidades de cada país y cada uno es soberano para decidir qué hacer con ellos y se espera que las decisiones que se tomen vayan de acuerdo con la realidad que cada país afronta, ya que vamos a recibir estos recursos, pues pensemos en opciones para que éstos realmente sirvan, no solamente para generar estabilidad macroeconómica, sino también pensando en la estabilidad social de nuestros países ”.

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