En muchos países de la región, la crisis económica, sanitaria y social que está causando el coronavirus ha sido un disparador de enormes problemas estructurales que ya tenían mínimos rasgos de contención y que iban a estallar tarde o temprano. Este es el caso de lo que sucede en Honduras.
De acuerdo a una reciente propuesta presentada por el Foro Social de Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (FOSDEH), en la larga lista de problemas que enfrenta este país centroamericano figuran “rupturas constitucionales, fragilidad e ineficacia institucional, fraudes electorales, abusos de poder, corrupción, impunidad, injusticias, desigualdades, empobrecimiento de la salud y la educación, abandono del agro, hacinamiento urbano, incremento de la deuda externa e interna, inseguridad alimentaria, éxodos migratorios, desplazamientos forzados, desempleo, narcotráfico…”. Todo esto los pone en el peor escenario posible.
De acuerdo al texto presentado en “Elementos de Diagnóstico y Lineamientos de Propuesta del FOSDEH para un Plan de Reconversión Económica y Social de Honduras”, elaborado por Rodulio Perdomo y Mauricio Díaz Burdett junto al Equipo Técnico del FOSDEH, refieren que “frente a previsibles estallidos sociales por hambre y desatención, algunos de los cuales ya han tenido lugar, no es posible suponer que simplemente bastará accionar el interruptor para que el sistema productivo vuelva a reconstituir las conexiones perdidas antes y durante la pandemia”.
Es más, de hecho avanzan en su mirada de análisis económico para decir que esta crisis es también una señal de que “la economía globalizada (está) entrando a una recesión profunda”, lo que extrapolan de los cierres y suspensión de actividades en las las industrias maquiladoras existentes en el Valle de Sula (norte) o en Amarateca (centro).
“La pandemia ha impactado más de 190 países, provocando el desplome inmediato de los precarios sistemas de salud y de la mayoría de los indicadores socioeconómicos. Se estima que sus repercusiones superarán la “Gran Depresión” de 1929 o la crisis de la deuda latinoamericana de 1980, la de la “década perdida””, reseñan.
En el reporte, los autores consideran varios puntos como posibles vías para enfrentar la crisis. El primero es analizar los esfuerzos y capacidades necesarias para enfrentar la pandemia. Entre estos hablan sobre lo que ha significado el proceso de privatización que ha pasado el país, cómo les impactó en temas como salud. “Instituciones financieras como el BID promueven la contratación de entes privados en materia de salud y realizan cuantiosas donaciones temporales a hospitales que ya han sido entregadas a fundaciones privadas”, advierten.
De igual forma, señalan que los esfuerzos que deben seguir las autoridades de Honduras para lograr la reconversión económica y social de Honduras también deben centrarse en fortalecer las políticas de generación de ingresos familiares y fiscales; así como redefinir los pilares de un Nuevo Estado Nacional.
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