Latindadd

Pronunciamientos

Cambiar las reglas para preservar la vida: apuesta de Latindadd frente a la pandemia del Covid19

Una Nueva Agenda Económico-Social

Campo de disputa abierto entre las élites del poder económico y los pueblos

¿Ante qué estamos?

Estamos ante una crisis profunda y global que cuestiona la sostenibilidad de la vida, las formas de relacionamiento económico y los fundamentos mismos de la civilización predominante en Occidente. Un solo hecho global ha logrado amenazar los campos políticos, económicos, sociales, culturales, ambientales, psíquicos y biológicos de la experiencia humana en todo el planeta.

En el ámbito económico, se trata de la crisis más profunda que afronta la economía mundial, en décadas. La crisis reciente del 2008, incluso la gran depresión de 1929, o la larga depresión de 1872, no se acercan al alcance y profundidad de la que se ha desencadenado en 2020. En el campo de la salud y el sistema sanitario, la pandemia ocasiona millones de contagiados y muertes, desestructurando la sociedad a nivel global debido a las medidas de aislamiento. Las cuarentenas en la mayoría de territorios acentúa la pauperización de extensos sectores de la población.

Antes del brusco descenso de los precios del petróleo y de la expansión mundial del nuevo coronavirus, ya había fuertes síntomas de debilitamiento de la actividad industrial, bajo crecimiento, excesivo endeudamiento, excesos en la concentración y especulación financiera y brechas cada vez más grandes de desigualdad con sus consecuencias en la crisis migratoria, la pobreza, el aumento de inestabilidad política y la fractura de la arquitectura económica y financiera internacional.

En la mayor parte del mundo se habían impuesto las políticas neoliberales, que fomentaron la disminución en el papel del Estado, la creencia en el poder autoregulador del mercado, la confianza en que el fortalecimiento del sector bancario y financiero irrigaría recursos a toda la sociedad y que los servicios tales como salud, educación, vivienda, cuidado del medio ambiente entre otros se prestarían mejor si los guiaba el ánimo de lucro. Sin embargo, eso se tradujo en que la clase trabajadora, las capas medias, las mujeres, la población LGTBIQ+, las etnias y la población pobre y discriminada en general sostienen aún más los privilegios de las élites. La gravedad de la pandemia hace que estos sectores en la base de la pirámide social sean los más afectados.

El resultado no pudo ser peor y lo evidencia el estallido de la catástrofe sanitaria por el nuevo coronavirus, y la incapacidad de los países de atender las necesidades de la población, su salud, su empleo y garantizar la satisfacción de sus necesidades básicas. La destrucción de naturaleza y el fomento del consumismo irracional de sectores minoritarios expresan el fracaso del neoliberalismo que no pudo siquiera dar estabilidad al funcionamiento de su propio sistema económico y cuyos fundamentos han degradado las formas de vida, las relaciones en la sociedad y con la naturaleza. Con esta crisis se precariza aún más la vida de la mayoría, afectando las múltiples intersecciones de desigualdades: étnicas, de género, de clase, culturales, etarias, etc.

¿Qué se juega a nivel global?

El papel hegemónico de Estados Unidos, que tanto se esfuerza Donald Trump en preservar, está en cuestión tanto por sus aventuras fallidas en el exterior, como por el impacto de la unión de la crisis sanitaria con la crisis económica, expresada en niveles de desempleo nunca vistos. Europa está debilitada, fraccionada y sin iniciativa. Mientras que está surgiendo otro polo hegemónico, encarnado en el proyecto de los BRICS, liderado económicamente por China y militarmente por Rusia. Este polo ejerce enorme influencia en las zonas de Asia que se han convertido en el epicentro de la economía mundial sin renunciar a la planificación económica, la fortaleza del Estado, la promoción de energías limpias, la industrialización y la autosuficiencia alimentaria. Los países que practican estas políticas han tenido más éxitos en la lucha contra la pandemia y son menos afectados por la crisis económica mundial.

Desde dónde menos se esperaba, se ha demostrado la ineficacia y perjuicio de las políticas privatizadoras del Estado, en casi la totalidad de los países del mundo donde se aplican. Estas políticas ya no pueden seguir siendo la vía de organización de la producción y reproducción económica. Es momento de romper con esas reglas, a fin de que el post coronavirus no genere una hambruna generalizada y la bancarrota fiscal en especial de los países del sur global.

La crisis ha puesto en jaque la globalización financiera, las cadenas de suministros controladas por las grandes corporaciones, la arquitectura financiera al servicio de los poderosos, y el esfuerzo de las entidades económicas multilaterales de imponer el modelo neoliberal a todo el planeta. Esta crisis ha mostrado la necesidad de una industria y agricultura al servicio de la población, que satisfaga las necesidades locales y nacionales y sea sostenible social y ambientalmente, bajo la coordinación de Estados democráticos para prevenir calamidades sanitarias, sociales y ambientales.

Los pueblos de América Latina

América Latina se encuentra en una encrucijada, con mecanismos de integración debilitados o destruidos, sin cadenas de suministros regionales, concentrada en la producción de bienes primarios, acosada por la pretensión estadounidense de supeditarla a sus planes globales y con una importante regresión hacia el autoritarismo. Muy pocos gobiernos mantienen con dificultades, la bandera de la soberanía nacional y el derecho a adelantar modelos de desarrollo propios.

El movimiento social se encuentra debilitado y desarticulado a pesar de que en los años recientes ha habido importantes movilizaciones en varios países. Para que de la crisis surjan alternativas democráticas es necesario potenciar el papel de las fuerzas alternativas, encontrar los puntos de identidad entre quienes levantan banderas locales, sectoriales o temáticas, sobre la base de comprender que el estado de cosas actual no es sostenible ni justo y que se requiere una economía al servicio de las personas, el respeto a la construcción de distintos modelos de  desarrollo, en los cuales el Estado con estructura democrática  vele por la paz, la diversificación de la producción y de las fuentes de energía, la soberanía alimentaria, la conservación de la naturaleza, combata la discriminación particularmente de las mujeres y las comunidades indígenas e impida, con una fuerte participación de la sociedad que prevalezca el afán de lucro de los que fueron los beneficiados por las políticas neoliberales. La economía de lo fundamental  por encima del lucro corporativo. La promoción de la economía del cuidado y el combate a las expresiones del patriarcado y del extractivismo.

Necesitamos construir un contrapoder frente al bloque de las élites económicas, derrotarlas en su intento por hacer que el costo del nuevo coronavirus sea asumido por los pueblos de América Latina.

¿Cómo nos posicionamos?

Las personas y organizaciones que formamos parte de Latindadd somos conscientes de la necesidad de tomar medidas urgentes para el corto, mediano y largo plazo, y en tal sentido observamos las decisiones de los diversos países de la región bajo la óptica de nuestras banderas históricas sobre deuda ilegítima, justicia fiscal, oposición a los TLC, y a la desregulación de la economía, y por la supremacía de los derechos humanos y de la naturaleza sobre los grandes inversionistas. Estas consignas se mantienen vigentes, sin embargo, somos conscientes también de que no bastan como respuesta a la magnitud de la crisis del Covid19.

Este periodo de crisis y reajuste puede durar por lo menos dos años, en los cuales se producirán transformaciones geopolíticas, de políticas públicas, económicas, financieras, en la organización social, de orden cultural y en la relación ser humano – naturaleza. Lógicamente ello conllevará cambios y transformaciones personales y colectivas. Quien no cambia, desaparecerá.

Nuestro programa:

Nuevas Reglas Económicas, Justicia Social y Democratización

La pandemia ha abierto un campo de disputa y debemos impulsar medidas a nivel político programático para enfrentar la emergencia, determinar las fuentes de financiamiento de los Estados durante el periodo crítico, y encarar el proceso de recuperación, es decir el corto plazo con mirada de largo plazo.

Nuestra misión es promover la justicia económica y social, fortaleciéndonos en articulación con otras diversas organizaciones como sujetos políticos. En tal sentido llamamos a nuestras organizaciones y aliadas a considerar los siguientes temas en una agenda continental económica:

  1. Nueva arquitectura financiera internacional más equitativa y principalmente de carácter regional basada en la solidaridad y la cooperación entre países, el trato diferencial y los subsidios a los países menos desarrollados y los sectores vulnerables.
  • Emisión de moneda. Nuestros Bancos Centrales necesitarían emitir moneda para hacer frente a la crisis sin generar deuda para los gobiernos. En este sentido la propuesta de una emisión extraordinaria de Derechos Especiales de Giro a nivel mundial sería de gran ayuda porque representa dinero inmediato sin que signifique pago de servicios de deuda.
  • Anulación de la deuda. Tanto los pagos principales, así como los intereses y cargos sobre la deuda externa soberana que tengan vencimiento en 2020 y 2021 deben anularse permanentemente, y no acumularse para el futuro. La anulación de los pagos de la deuda es la forma inmediata de mantener el dinero en los países y liberar recursos para hacer frente a las urgentes crisis sanitarias, sociales y económicas resultantes de la pandemia mundial de Covid-19. Mayor espacio fiscal generado de la moratoria de las deudas multilaterales, bilaterales y reestructuración de la deuda soberana.
  • Uso de Reservas Internacionales para un proceso de redistribución en la emergencia (ayudas temporales).
  • Financiamiento no reembolsable o altamente concesional para atender la emergencia promovido por las instituciones financieras multilaterales.
  • Medidas monetarias que faciliten la liquidez y el intercambio comercial, protegiendo la producción nacional. Defensa del empleo y protección de la clase trabajadora. Promoción de la seguridad y soberanía alimentaria.
  1. Nueva estructura fiscal basada en impuestos progresivos, eliminación de beneficios injustificados y excesivos, apoyo al desarrollo productivo y al bienestar social.
  • Impuesto a la riqueza y las grandes fortunas. Es la hora de gravar el gran patrimonio para constituir un fondo para emergencias sanitarias, y contar con más recursos tributarios para el periodo pos pandemia. Esta medida necesita ser acompañada de políticas de transparencia financiera.
  • Eliminar los privilegios fiscales a las corporaciones privadas. Se trata de lograr Justicia Fiscal como herramienta de igualdad.
  • Combate a la evasión, elusión y fraude tributario corporativo, y eliminación de las guaridas fiscales, la estructura de opacidad offshore y el secreto bancario y fiscal.
  • Redireccionamiento del Gasto Público en horizonte de atención a la salubridad y el hambre. El neoliberalismo ha hecho estragos en los sistemas sanitarios y de servicios básicos de gran parte de los países de la región. Es momento de dirigir una gran cantidad de inversión pública a la seguridad social universal, la salud pública universal, programas de vivienda y a la seguridad alimentaria priorizando al sector agrícola para el mercado interno.
  1. Renta Básica Universal: salarios y pensiones universales.
  1. Sistemas Nacionales de Cuidados. Se necesita hacer sostenible la vida. Esta crisis ha puesto en evidencia la importancia de los cuidados de la vida, que se centran en mayor proporción en las mujeres. El Estado debe hacerse cargo de velar por los cuidados que necesitan millones de personas.
  1. Fortalecimiento de la prestación estatal de los servicios públicos comenzando por la salud y servicios domiciliaros.
  1. Replanteamiento de los acuerdos comerciales que establecen globalización de la producción agraria e industrial en detrimento de las economías nacionales y los privilegios a los inversionistas sobre los Estados.
  1. Revitalizar la integración regional en esquemas como UNASUR y CELAC, replantear el funcionamiento y objetivos de la CAN y Mercosur, que incluyan aspectos de cooperación económica, financiera, fiscal, sanitaria, migratoria, etc.
  1. Democratización de la salida a la crisis. Las medidas para enfrentar la crisis por parte de los gobiernos se han dictado en medio de estados de excepción. Los confinamientos han recortados libertades individuales y colectivas. Se requiere salir de los mismos poniendo acento en justicia social e inclusión política.
  • Inclusión política a nivel de demandas y participación de las organizaciones sociales sindicales, de mujeres, feministas, indígenas, campesinas, ambientalistas, colectivos de jóvenes, las disidencias y diversidades sexuales, entre otros sectores.
  • Diálogo social y político con la protesta social previa a la crisis del Covid-19. Impulso a la búsqueda de una plataforma de acción común con las organizaciones sociales de la región y creación de asambleas sociales programáticas y espacios de articulación, diálogo y acción.
  • Promoción de economías alternativas al capitalismo neoliberal, colonial y patriarcal. La economía popular y solidaria, la economía feminista, la economía del cuidado, el Buen Vivir entre otras. Asimismo, la promoción de índices alternativos para vencer las limitaciones economicistas dominantes de ciertos índices clásicos de bienestar social que en realidad no lo expresan.

La concreción de este programa necesita un cambio en la articulación de las organizaciones sociales de la región. En esta crisis debemos construir un sujeto social continental, una fuerza transformadora que enfrente al poder de las élites, que apunte a un horizonte común de cambios profundos. Anhelamos esto y llamamos a todas las organizaciones del campo popular a trabajar en un esfuerzo unitario.

 

América Latina, mayo de 2020

Latindadd – Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social

www.latindadd.org / @latindadd / latindadd@latindadd.org / www.fb.com/latindadd

 

 

Document in English

 

Changing the Rules to Preserve Life

An open field of dispute between the economic power elites and the people

 

 

A New Socio-Economic Agenda

What are we facing?

We are facing a deep and global crisis that questions the sustainability of life, the forms of economic relations and the very foundations of the predominant civilization in the West. A single global event has managed to threaten the political, economic, social, cultural, environmental, psychic and biological aspects of the human experience across the planet.

On the economic front, this is the deepest crisis facing the world economy in decades. The recent crisis in 2008, even the Great Depression of 1929, or the long depression of 1872, do not come close to the scope and depth of the current crisis unfolding in 2020. In terms of health and health systems, the pandemic causes millions of infections and deaths, disrupting society globally due to isolation measures. Quarantines in most territories exacerbate the pauperization of large sectors of the population.

Before the sharp decline in oil prices and the global expansion of the novel coronavirus, there were already strong symptoms of weakening industrial activity, low growth, excessive debt, excessive concentration and financial speculation and widening inequality gaps. These all had significant consequences for the migration crisis, poverty, increased political instability and the fracturing of the international economic and financial architecture.

In most parts of the world, neoliberal policies were imposed that encouraged a diminishing role for the State, a belief in the self-regulating power of the market, a confidence that strengthening the banking and financial sector would lead to a flow of resources to the whole of society and that services such as health, education, housing, environmental care and others would be better provided if guided by the profit motive. However, this resulted in the working class, the middle classes, women, the LGBTQ+ population, ethnic groups and the poor and discriminated population in general further sustaining the privileges of the elites. The severity of the pandemic means the sectors at the base of the social pyramid are the most affected.

The result could not have been worse, as evidenced by the outbreak of the health catastrophe caused by the novel coronavirus and the inability of countries to meet the needs of the population, their health, their employment; a failure to guarantee the satisfaction of their basic needs. The destruction of nature and the promotion of irrational consumerism by minority sectors reflect the failure of neoliberalism, which could not even give stability to the functioning of its own economic system and whose foundations have degraded ways of life, relationships within in society and with nature. With this crisis the life of the majority becomes even more precarious, affecting inequalities at its multiple intersetions: ethnicity, gender, class, culture, age, etc.

 

What is at stake at the global level?

The hegemonic role of the United States, which Donald Trump is trying so hard to preserve, is in question both because of his failed adventures abroad and due to the joint impact of the health crisis and the economic crisis, reflected in unprecedented levels of unemployment. Europe is weakened, fragmented and without initiative. Meanwhile another hegemonic pole is emerging, embodied in the BRICS project, economically led by China and militarily by Russia. This pole exerts enormous influence in the areas of Asia that have become the epicentre of the world economy without giving up economic planning, the strength of the State, the promotion of clean energies, industrialisation and food self-sufficiency. Countries that practice these policies have been more successful in curbing the pandemic and are less affected by the global economic crisis.

From where least expected, the ineffectiveness and harm of state privatization policies have been demonstrated in almost all the countries of the world where they are applied. These policies can no longer embody the way to organize economic production and reproduction. It is time to break with these rules so that the post-Coronavirus context does not generate widespread famine and fiscal bankruptcy, especially in the countries of the global south.

The crisis has challenged financial globalization, the supply chains controlled by large corporations, the financial architecture at the service of the powerful, and the efforts of multilateral economic entities to impose the neoliberal model on the entire planet. This crisis has shown the need for industry and agriculture at the service of the people, which satisfies local and national needs and is socially and environmentally sustainable, under the coordination of democratic states to prevent health, social and environmental calamities.

 

The peoples of Latin America 

Latin America is at a crossroads, with weakened or destroyed integration mechanisms, no regional supply chains, a focus on the production of primary goods, subject to harassment by the U.S.’s attempt to subordinate it to its global ambitions and showing a significant trend towards authoritarianism. Very few governments maintain, with difficulty, the flag of national sovereignty and the right to advance their own models of development.

The social movement is weakened and disarticulated despite the fact that in recent years there have been important mobilizations in several countries. In order for democratic alternatives to emerge from the crisis several aspects must be addressed. It is necessary to strengthen the role of alternative forces, to find points of identity among those who advocate for local, sectoral or thematic issues, based on the understanding that the current state of affairs is neither sustainable nor fair and that an economy at the service of the people is required. This process must respect the construction of different models of development, in which the State, with a democratic structure, ensures peace, the diversification of production and energy sources, food sovereignty, the conservation of nature; combats discrimination, particularly against women and indigenous communities; and prevents, with a strong participation of society, the prevalence of the profit-seeking from those who have benefited from neo-liberal policies. An economy that focues on the essential rather than on corporate profit. The promotion of the care economy and the fight against expressions of patriarchy and extractivism.

We need to build a counterpower to the block of economic elites, to defeat them in their attempt to put the economic burden of the novel coronavirus on the peoples of Latin America.

 

How are we positioning ourselves?

The people and organizations that are part of Latindadd are aware of the need to take urgent measures for the short, medium and long term. In this sense we observe the decisions of the various countries of the region from the perspective of our historical positions on illegitimate debt, fiscal justice, opposition to FTAs, and the deregulation of the economy, and for the supremacy of human rights and nature over large investors. These slogans remain valid, however, we are also aware that they are not enough as a response to the magnitude of the Covid-19 crisis.

This period of crisis and readjustment can last at least two years, during which there will be geopolitical, public policy, economic and financial transformations in social organization, the cultural order and the relationship between human beings and nature. Logically, this will entail personal and collective changes and transformations. Those who do not change will disappear.

 

Our program:

New Economic Rules, Social Justice and Democratization

The pandemic has opened up a field of dispute and we must promote measures at the political and programmatic level to deal with the emergency, determine the sources of State funding during the critical period, and address the recovery process, i.e., the short term with a long-term view.

Our mission is to promote economic and social justice, strengthening ourselves in coordination with other diverse organizations as political subjects. In this sense, we call on our organizations and allies to consider the following issues in a continental economic agenda:

  1. A new, more equitable, and mainly regional, international financial architecture based on solidarity and cooperation between countries, differential treatment and subsidies to least developed countries and vulnerable sectors.
  • Currency issue. Our Central Banks would need to issue currency to face the crisis without generating debt for governments. In this sense, the proposal of an extraordinary issue of Special Drawing Rights at a global level would be of great help as it represents immediate money without the burden of debt servicing.
  • Cancellation of the debt. Principal payments, as well as interest and charges on external sovereign debt due in 2020 and 2021, should be permanently cancelled and not postponed for the future. Cancellation of debt payments is an immediate measure that can be taken to keep money in countries and free up resources to address the urgent health, social and economic crises resulting from the global Covid-19 pandemic. The moratorium on multilateral, bilateral and sovereign debt restructuring will increased fiscal space.
  • Use of International Reserves for a process of redistribution in the emergency (temporary aid). 
  • Non-reimbursable or highly concessional financing to address the emergency, promoted by the multilateral financial institutions.
  • Monetary measures that facilitate liquidity and trade, protecting national production. Defense of employment and protection of the working class. Promotion of food security and sovereignty.
  1. New fiscal structure based on progressive taxation, elimination of unjustified and excessive profits, support for productive development and social welfare.
  • Tax on wealth and large fortunes. It is time to tax great wealth to constitute a fund for health emergencies and to have more tax resources for the post-pandemic period. This measure needs to be accompanied by policies for financial transparency.
  • Eliminate tax privileges for private corporations. The aim is to achieve Tax Justice as a tool for equality.
  • Combating corporate tax evasion, avoidance and fraud, and eliminating tax havens, the offshore opacity structure, and banking and tax secrecy.
  • Redirection of Public Expenditure towards health and hunger. Neoliberalism has wreaked havoc on the health and basic services systems of many of the countries in the region. It is time to direct a large amount of public investment to universal social security, universal public health, housing programs and food security, prioritizing the agricultural sector for the domestic market.
  1. Universal Basic Income: universal wages and pensions.
  1. National Care Systems: Life needs to be made sustainable. This crisis has highlighted care as a critical component of our lives, the burden of which is borne disproportionately on women. The State must take responsibility for ensuring the care that millions of people need.
  2. Strengthening state provision of public services starting with health and domestic
  3. Rethinking trade agreements that establish globalization of agricultural and industrial production to the detriment of national economies and the privileges of investors over states.
  4. Revitalizing regional integration in schemes such as UNASUR and CELAC, rethinking the functioning and objectives of the Andean Community (CAN) and Mercosur, including economic, financial, fiscal, health and migratory cooperation aspects etc.
  1. Democratizing the way out of the crisis. Measures to address the crisis by governments have been dictated in the midst of states of emergency. Confinements have curtailed individual and collective freedoms. It is necessary for exit strategies to emphasize social justice and political inclusion.
  • Political inclusion reflected in demands and participation of social organizations such as unions, womens groups, feminists, indigenous people, peasants, environmentalists, youth groups, diverse sexual identities, among other sectors. 
  • Social and political dialogue with the social protest prior to the Covid-19 crisis. Promoting the search for a common action platform with social organizations in the region and the creation of programmatic social assemblies and spaces for coordination, dialogue and action.
  • Promotion of alternative economic models to neoliberal, colonial and patriarchal capitalism: popular and solidarity economy, feminist economy, care economy, ‘Buen Vivir’, among others. Likewise, the promotion of alternative indexes to overcome the dominant economic limitations of certain classical social welfare indices that fail to reflect it.

The realization of this program requires a change in the articulation of social organizations in the region. In this crisis we must build a continental social subject, a transforming force that confronts the power of the elites, that points to a common horizon of deep transformation. We yearn for this and call on all organizations in the popular field to work in a united effort.

Latin America, May 2020

 

Latindadd – Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social

www.latindadd.org / @latindadd / latindadd@latindadd.org / www.fb.com/latindadd

 

Document en français

Changer les règles pour préserver la vie

Terrain de confrontation ouverte entre les élites du pouvoir économique et les peuples

 

Un nouvel agenda économique et social

 

A quoi faisons-nous face?

Nous sommes confrontés à une crise profonde et globale qui met en question la soutenabilité de la vie, les formes de relations économiques et les fondements mêmes de la civilisation dominante en Occident. Un seul événement global est parvenu à menacer les champs politiques, économiques, sociaux, culturels, environnementaux, psychiques et biologiques de l’expérience humaine sur l’ensemble de la planète.

Dans le domaine économique, il s’agit de la crise la plus grave à laquelle l’économie mondiale est confrontée depuis des décennies. La récente crise de 2008, et même la grande dépression de 1929 ou celle de 1872 restent très en retrait de la portée et de la profondeur de celle qui s’est déchaînée en 2020. Dans le domaine de la santé et du système sanitaire, la pandémie atteint des millions de personnes et déstructure la société à un niveau global du fait des mesures d’isolement. Le confinement sur la plus grande partie des territoires accentue la paupérisation de vastes secteurs de la population.

Avant la chute des prix du pétrole et l’expansion mondiale du nouveau coronavirus, il y avait déjà des signes évidents du ralentissement de l’activité industrielle, une faible croissance, un endettement excessif, des excès de concentration et de spéculation financières, et un accroissement des inégalités avec leurs répercussions sur la crise migratoire, la pauvreté, l’instabilité politique et la fracture de l’architecture économique et financière internationale.

Dans la majeure partie du monde, s’étaient imposées des politiques néolibérales. Elles avaient favorisé la diminution du rôle de l’État, la croyance dans le pouvoir d’autorégulation du marché, la confiance que le renforcement du secteur bancaire et financier irriguerait toute la société et que des critères de rentabilité financière rendraient plus efficaces les services liés à la santé, à l’éducation, à l’habitat ou à l’environnement. Cependant, cela s’est traduit par une augmentation des privilèges des élites au détriment des classes laborieuses, des classes moyennes, des femmes, de la population LGTBIQ+, des ethnies, des pauvres et de tous ceux qui sont discriminés. La gravité de la pandémie fait que tous ceux qui sont à la base de la pyramide sociale sont les plus affectés.

Le résultat ne pouvait être pire. C’est ce que met en évidence l’explosion de la catastrophe sanitaire liée au nouveau coronavirus et l’incapacité des pays à faire face aux besoins des populations en matière de santé, d’emploi, et à assumer la satisfaction des nécessités fondamentales. La destruction de la nature et l’encouragement au consumérisme irrationnel de secteurs minoritaires traduisent l’échec du néolibéralisme qui n’a même pas pu assurer la stabilité du fonctionnement de son propre système économique, et dont les fondements ont dégradé les formes de vie, les relations au sein de la société et avec la nature. Avec cette crise, la vie d’une majorité est encore plus précaire, aux multiples croisements des inégalités : inégalités ethniques, de genre, de classe, des cultures, d’âge, etc.

Qu’est-ce qui est en jeu à un niveau global ?

Le rôle hégémonique des États-Unis, que Donald Trump s’efforce tellement de préserver, est mis en question. Du fait de l’échec de ses entreprises hasardeuses à l’extérieur, mais aussi à cause de l’impact conjugué de la crise sanitaire et de la crise économique, qui se traduit par un niveau de chômage jamais atteint. L’Europe est affaiblie, divisée et sans initiative. Alors que surgit un autre pôle économique incarné par le projet des BRICS, dont le leadership est assumé économiquement par la Chine et militairement par la Russie. Ce pôle exerce une énorme influence dans les zones de l’Asie qui se sont converties en épicentre de l’économie mondiale sans renoncer à la planification économique, à un État fort, à la promotion des énergies propres, à l’industrialisation et à l’autosuffisance alimentaire. Les pays qui pratiquent cette politique ont eu plus de succès dans la lutte contre la pandémie et sont moins affectés par la crise économique mondiale.

Là où l’on s’y attendait le moins, se sont vus démontrés l’inefficacité et les dommages des politiques de privatisation, dans la quasi totalité des pays du monde où elles sont appliquées. Ces politiques ne peuvent plus guider l’organisation de la production et de la reproduction économique. Le moment est venu de rompre avec ces règles, afin que l’après-coronavirus n’engendre pas une famine généralisée et la banqueroute fiscale, principalement dans les pays du Sud.

La crise a mis en échec la globalisation financière, le contrôle par les grandes entreprises des chaînes d’approvisionnement, l’architecture financière au service des puissants et la volonté des entités économiques multilatérales d’imposer le modèle néolibéral à toute la planète. Cette crise a montré la nécessité d’une industrie et d’une agriculture au service de la population, qui répondent aux nécessités locales et nationales, qui soient soutenables sur le plan social et environnemental. Et qui, coordonnés par des États démocratiques, pourront prévenir les catastrophes sanitaires, sociales et environnementales.

Les peuples d’Amérique Latine

L’Amérique Latrine se trouve à la croisée des chemins : ses mécanismes d’intégration sont affaiblis ou détruits ; dépourvue de chaînes régionales d’approvisionnement, elle se concentre sur la production de biens primaires ; harcelée par les États-Unis qui prétendent la subordonner à leurs plans globaux, elle est menacée d’une régression politique vers l’autoritarisme. Très peu de gouvernements, non sans difficulté, brandissent l’étendard de la souveraineté nationale et affirment leur droit à mettre en œuvre des modèles de développement qui leurs sont propres.

Bien qu’il y ait eu d’importantes mobilisations citoyennes ces dernières années en divers pays, le mouvement social se retrouve affaibli, désarticulé. Pour que de la crise surgissent des alternatives démocratiques, il est nécessaire de renforcer le rôle des forces alternatives, de trouver les points de concordance entre ceux qui brandissent un drapeau territorial, sectoriel ou thématique : comprendre que l’état de choses actuel n’est ni juste ni soutenable, que l’on a besoin d’une économie au service des personnes, qu’il faut respecter la construction d’autres modèles de développement. Il faut un État démocratique qui veille sur la paix, sur la diversification de la production et des sources d’énergie, la souveraineté alimentaire, la conservation de la nature ; et qui combatte les discriminations, principalement celle des femmes et des communautés indigènes ; qui freine, avec une forte participation de la société, la recherche du profit de ceux qui ont été les bénéficiaires des politiques néolibérales. Une économie du fondamental avant celle du profit corporatif. La promotion de l’économie des soins et la lutte contre toutes les formes du patriarcat et de l’extractivisme.

Il nous faut construire un contre-pouvoir face au bloc des élites économiques, faire échec à leur tentative de faire assumer aux peuples d’Amérique Latine le coût du coronavirus.

Quelle est notre position ?

Nous, organisations et personnes qui faisons partie de Latindadd, nous sommes conscients de la nécessité de prendre des mesures d’urgence pour le court, moyen et long terme. Et c’est dans ce sens que nous passons les décisions des divers pays de la région au crible de nos positionnements historiques sur la dette illégitime, la justice fiscale, l’opposition aux traités de libre-échange et sur la dérégulation de l’économie, ainsi que pour la suprématie des droits humains et de la nature sur les grands investisseurs. Ces consignes restent d’actualité, mais nous sommes conscients qu’elles n’apportent pas une réponse suffisante face à l’ampleur de la crise de la Covid-19.

Cette période de crise et de réajustements peut durer au moins deux ans, pendant lesquels se produiront des transformations dans la géopolitique, les politiques publiques, les économies, les finances, l’organisation sociale ; des transformations d’ordre culturel et dans la relation être humain-nature. En toute logique, cela entraînera des changements individuels et collectifs. Qui ne changera pas disparaîtra.

Notre programme :

De nouvelles règles économiques, justice sociale et démocratisation

La pandémie a ouvert un terrain de dispute et nous devons promouvoir des mesures à un niveau politico-programmatique pour faire face à l’urgence, pour définir les sources de financement des États pendant la période critique et pour aborder le processus de récupération. C’est-à-dire le court terme tourné vers le long terme.

Notre mission est de promouvoir la justice économique et sociale, de nous renforcer en articulation avec diverses autres organisations, en tant que sujets politiques. C’est dans ce sens que nous appelons nos organisations et nos alliés à prendre en compter les thèmes suivants dans un agenda économique continental :

  1. 1. Une nouvelle architecture financière internationale plus équitable et principalement à caractère régional, basée sur la solidarité et la coopération entre pays, le traitement différencié et les aides économiques nécessaires aux pays les moins développés et aux secteurs vulnérables.
  • Emission de monnaie. Nos Banques Centrales ont besoin d’émettre de la monnaie pour faire face à la crise sans générer de dette pour les gouvernements. Dans ce sens, la proposition d’une émission extraordinaire de Droits de Tirage Spéciaux au niveau mondial serait une aide importante parce que cela représente de l’argent immédiat sans paiement de services de la dette.
  • Annulation de la dette. Autant les paiements principaux que les intérêts et les charges liés à la dette extérieure souveraine, à échéance en 2020 et 2021, doivent être annulés définitivement, et non être cumulés avec les paiements futurs. L’annulation des paiements de la dette est la manière immédiate de maintenir l’argent dans les pays et de libérer des ressources pour faire face aux urgences sanitaires, sociales et économiques résultant de la pandémie de Covid 19. Un plus grand étalement fiscal des dettes multilatérales, bilatérales et la restructuration de la dette souveraine.
  • Utiliser les réserves internationales pour un processus de redistribution en situation d’urgence (aides temporaires).
  • Un financement non remboursable ou hautement concessionnel permettant de faire face à l’urgence, promu par les institutions financières multilatérales.
  • Des mesures monétaires facilitant le flux de liquidités et les échanges commerciaux, en protégeant la production nationale. Défense de l’emploi et protection des travailleurs. Promotion de la sécurité et de la souveraineté alimentaire.
  1. Une nouvelle organisation fiscale basée sur des impôts progressifs. Elimination des bénéfices injustifiés et excessifs, soutien au développement productif et au bien-être social.
  • Un impôt sur la richesse et les grandes fortunes. C’est le moment de taxer le grand patrimoine afin de constituer un fonds pour les urgences sanitaires et de disposer de plus de ressources fiscales pour la période post pandémie. Il est nécessaire d’accompagner ces mesures de politiques de transparence financière.
  • Supprimer les privilèges fiscaux des grandes entreprises privées. Il s’agit de parvenir à la justice fiscale, instrument d’égalité.
  • Lutter contre l’évasion fiscale, la fraude fiscale des entreprises. Eliminer les niches fiscales, les structures d’opacité financière offshore et le secret bancaire et fiscal.
  • Réorientation des dépenses publiques vers la santé et la lutte contre la faim. Le néolibéralisme a causé des ravages dans les systèmes sanitaires et les services de base d’un grand nombre de pays de la région. Il faut maintenant destiner une grande partie de l’investissement public à la sécurité sociale universelle, la santé publique pour tous, à des programmes pour l’habitat et la sécurité alimentaire, en accordant la priorité au secteur agricole pour le marché intérieur.
  1. Un revenu de base universel : des salaires et des pensions de retraite universelles.
  2. Des systèmes nationaux de soins. Il est nécessaire de rendre la vie soutenable. Cette crise a mis en évidence l’importance de prendre soin de la vie, ce qui repose essentiellement sur les femmes. C’est à l’Etat qu’il incombe de prendre en charge les soins dont ont besoin des millions de personnes.
  3. 5. Renforcer les prestations de l’État en matière de services publics, à commencer par la santé et les soins à domicile.
  4. 6. Reconsidérer les accords commerciaux qui consacrent la globalisation de la production agricole et industrielle au détriment des économies nationales, et les privilèges des investisseurs aux dépens des États.
  5. Revitaliser l’intégration régionale dans des cadres comme UNASUR et CELAC, redéfinir le fonctionnement et les objectifs de la CAN et du Mercosur, en y introduisant des éléments de coopération économique, financière, fiscale, sanitaire, migratoire, etc.
  6. 8. Démocratiser la sortie de crise. Les mesures prises pour faire face à la crise l’ont été dans un contexte d’état d’exception. Le confinement a restreint les libertés individuelles et collectives. Il faut en sortir en mettant l’accent sur la justice sociale et l’intégration politique.
  • Inclusion politique conforme aux demandes et à la participation des organisations sociales, syndicales, de femmes, féministes, indigènes, paysannes, environnementales, des collectifs de jeunes, des diversités sexuelles, entre autres secteurs.
  • Dialogue social et politique avec les mouvements de protestation sociale antérieurs à la crise de Covid-19. Lancer la construction d’une plateforme d’action commune avec les organisations sociales de la région ; création d’assemblées sociales programmatiques et d’espaces d’articulation, de dialogue et d’action.
  • Promotion des économies alternatives au capitalisme néolibéral, colonial et patriarcal. Notamment l’économie populaire et solidaire, l’économie féministe, l’économie des soins, le Bien Vivre, entre autres. De même, faire de la place aux indices alternatifs afin de dépasser les limites économicistes dominantes de certains indices classiques du bien-être social, qui en réalité ne le traduisent pas.

La concrétisation de ce programme suppose un changement dans l’articulation des organisations sociales de la région. Durant cette crise, il nous faut construire un sujet social continental, une force de transformation qui fera face au pouvoir des élites, qui soit tourné vers un horizon commun de changements profonds. Nous aspirons à cela et nous appelons toutes les organisations des secteurs populaires à y travailler dans un effort unitaire.

 

Amérique Latine, mai 2020

 

 

Latindadd – Réseau Latino-Américain pour la Justice Économique et Sociale

www.latindadd.org / @latindadd / latindadd@latindadd.org

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