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Justicia Fiscal

INFORME Elusión tributaria: el caso Yanacocha

“Inflación mañosa de sus costos habría permitido que Yanacocha haya dejado de pagar, sólo en el año 2013, US$ 136 millones en impuestos”.
Raúl Wiener
Texto publicado en el Semanario Hildebrandt en sus trece, el 17 de octubre de 2014

Yanacocha habría inflado sistemáticamente sus costos contables con la finalidad de reducir su contribución tributaria en el período en el que los precios del oro llegaron a los más altos picos en el mercado internacional. En una investigación que hemos realizado junto con el CPC Juan Torres Polo, que acaba de ser presentada en el Foro Internacional sobre Flujos Financieros Ilícitos, al que acudí con permiso del hospital en el que me encuentro confinado, se concluye que la Empresa Minera Yanacocha, habría dejado de pagar impuestos por el procedimiento de aumentar artificialmente sus costos en un monto que llega por lo menos a US$1,186,787,957, a lo largo de su período de operación, especialmente desde que se inicia el boom de precios internacionales en el año 2006.

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La Gran Minería: ¿paga los impuestos que debería pagar? El caso Yanacocha
Informe elaborado por Raúl Wiener y Juan Torres.

El Estudio además ha concluido que la inversión y gastos referidos al proyecto de Conga (inversión nueva), han sido cargados a las operaciones de Yanacocha y contabilizados antes de las utilidades e impuestos, lo que quiere decir que el Estado y la región han estado dejando de percibir una parte de sus impuestos para financiar el controvertido proyecto. El extremo es que en el año 2013, la minera declaró pérdidas por US$562,307,000, sobre ingresos de US$1,487,327,000, y para sustentar este resultado consignó fuera de sus costos llamémosle “normales” un gasto excepcional de US$1,038,548,000 (que afectaba el 70% de los ingresos) bajo el curioso rubro “Deterioro de activos de larga duración”, que no puede ser otra cosa que la depreciación en un solo año de los activos de Conga (ya que Yanacocha no tiene activos nuevos y está en fase de agotamiento de la veta)

Quiere decir que cuando Yanacocha señala pérdidas por US$700,133,000, y deja no solo de pagar impuestos del año sino que se abre un “crédito fiscal” para los siguientes, lo que está diciendo es que está obligando al Estado y a la región a pagar parte de su propio fracaso con dinero de tributos no cobrados. Y que tal cosa tiene que haber sido sabida y consentida, por la SUNAT, está fuera de toda discusión. Descontando los US$1,038,548,000 del resultado final del año, lo que se habría producido es una utilidad de US$476,241,000 y el impuesto habría sido de por lo menos 136 millones de dólares, a repartir entre el Estado y la región. Pero no hubo nada, precisamente en el año electoral, y probablemente el bache se extenderá a los siguientes años.

Cajamarca, la política, YanacochaSantos ha afirmado desde la prisión que la votación del 5 de octubre en su región, ha sido un plebiscito sobre Conga. Creemos que se queda corto. El pronunciamiento cajamarquino va más allá y apunta a que la Yanacocha de Newmont-Buenaventura se retire definitivamente de todas sus posesiones mineras en la región. La gente señala causas fundamentales: contaminación y destrucción del paisaje, estafa y maltrato a los campesinos, manipulación de autoridades y medios de comunicación, provocación y represión contra sus críticos, etc.

Con este estudio estamos agregando por lo menos dos razones claras para declarar como indeseable a esta poderosa empresa. En primer lugar por manipular su contabilidad a través de tiempo, mezquinando al país los beneficios del alza internacional de precios y eludiendo obligaciones tributarias por grandes montos que pudieron ser aplicados a la economía nacional y regional. En segundo lugar, por aparentar que el proyecto Conga continuaba con sus propios recursos, en todo caso sus utilidades de Yanacocha después de distribución, cuando estaban siendo cargados a los costos operativos, administrativos y la depreciación de Cajamarca. Es decir estafaban a la nación y a la región en la cara de Humala y con el ditirambo de El Comercio y todos sus columnistas.

No hay sobreganancias
Desde el año 2006 se discute sobre el superboom de los precios de los minerales y entre ellos del oro. En 1993 el precio de una onza troy era de 376 dólares, que se mantiene en un promedio sobre los 300 dólares en todas la primera década, con algunas pequeñas caídas. Entre 2004 y 2005, el precio se sitúa sobre los 400 dólares. Es el 2006 que se salta a 605 y de ahí para arriba, el 2010 se 1,225 dólares la onza, el 2011 a 1,570, el 2012 a 1,670 y el 2013 a 1,411. Respecto al lejano año 93, el precio del 2006 era casi el doble y el de 2012, cinco veces más.

Los candidatos ganadores de los dos procesos electorales presidenciales entre el 2006 y 2011, recibieron el dato de los altos precios y en un razonamiento simple encandilaron a los votantes con la certeza de que ya sabían de donde sacar plata para sus pretendidas reformas: toda la planta está en las sobreganancias de las mineras, la cosas es hacerlas compartirlas. Eso dijo García y no cumplió (en reemplazo inventó un “óbolo voluntario”) y tampoco hizo ninguna reforma. También lo sostuvo Humala y tampoco hizo lo prometido que era todo el meollo de su supuesta nueva relación con las grandes empresas (inventó el “gravamen minero que era otra cosa, que permitía mover pagos de un lado a otro), y tampoco hizo reforma alguna.

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